Tras un curso accidentado, este mes nuestros alumnos de la Escuela Segunda Oportunidad (E2O) se han enfrentado a una vuelta a las aulas más extraña que nunca. Tras varios meses sin acudir al Centro Socio Laboral Ozanam, donde tiene lugar la formación, por fin se han reencontrado con compañeros y profesores. Ahora, con un nuevo curso por delante, nos preguntamos cómo será gestionado el programa formativo en aras de conseguir unos buenos resultados entre el alumnado. Uno de los pilares fundamentales de la formación en la Escuela de Segunda Oportunidad (E2O) y que más se vio afectado los pasados meses es el “aprender haciendo”. Son programas eminentemente prácticos que, tal y como indica el profesorado, «han limitado enormemente la formación y han destapado dos grandes carencias entre el alumnado». Por un lado, el problema de la brecha digital, que imposibilitaba al alumnado continuar con la formación a distancia al no contar con equipos informáticos o con la suficiente alfabetización digital para utilizarlos. Y, por otro lado, la falta de disciplina por parte del alumnado, así como para marcar un horario fijo en el que trabajar el temario.
Metodología práctica en las aulas de la E2O
Por todo esto y para garantizar una buena formación durante el curso, el profesorado ha apostado por una metodología práctica. Esta contará con todas las medidas de seguridad adecuadas a la situación. Además, dentro del programa han incluido proyectos destinados a minimizar la brecha digital entre el alumnado y que irán desarrollando a lo largo del curso. “Creemos que lo más importante es desarrollar en nuestros programas formativos actividades dirigidas a que los alumnos y alumnas adquieran las competencias suficientes para desenvolverse con soltura en el mundo digital», apunta Rosa Jimenez, Coordinadora de la Escuela de Segunda Oportunidad. Además, con el objetivo de dar solución al problema de la brecha digital, el profesorado hace un llamamiento a las empresas, ya que son ellas quienes tienen la capacidad económica de, a través de su RSC (Responsabilidad Social Corporativa), donar equipos a los jóvenes con menos recursos. De esta forma, conseguiremos acercarnos a una sociedad más justa y solidaria con aquellos que más lo necesitan.